LONDRES – Según el derecho común inglés desde el siglo XI hasta 1846, un objeto inanimado o un animal que causara la muerte de una persona sería castigado, convirtiéndose en una suerte de “ofrenda de sacrificio” (“deodand”). Así, cuando William Swan cayó en un pozo y se ahogó en Wigston, Inglaterra, en 1397, el forense ordenó la destrucción del pozo. De la misma manera, los enseres que causaban la muerte de una persona eran ofrendados a Dios o a su representante en la Tierra, el monarca.
LONDRES – Según el derecho común inglés desde el siglo XI hasta 1846, un objeto inanimado o un animal que causara la muerte de una persona sería castigado, convirtiéndose en una suerte de “ofrenda de sacrificio” (“deodand”). Así, cuando William Swan cayó en un pozo y se ahogó en Wigston, Inglaterra, en 1397, el forense ordenó la destrucción del pozo. De la misma manera, los enseres que causaban la muerte de una persona eran ofrendados a Dios o a su representante en la Tierra, el monarca.