Por qué voy contra Putin

Rusia está atravesando por una de las crisis más profundas y prolongadas de la historia moderna. Se trata de una crisis provocada por el hombre que ha golpeado todas las esferas de la sociedad y del Estado. Esta crisis no es un desastre natural sino consecuencia de la elección de una falsa doctrina de reformas que está llevando al país a la degradación.

Pocos creen en la capacidad del régimen de Putin para lograr cambios serios. La corrupción y la ineficiencia del aparato del Estado y la incompetencia y la inercia del gobierno no dan esperanzas de un verdadero mejoramiento en las condiciones de vida. En lugar de que el Estado se fortalezca, está volviendo a nacer como un aparato burocrático-policial para aplastar las protestas sociales, exigir sobornos y asegurar la represión política.

Yo estoy buscando la presidencia con el fin de limpiar la corrupción y la arbitrariedad burocrática del aparato estatal y para convocar a personas competentes y responsables a que participen al servicio del Estado. Rusia ya no puede aguantar otros cuatro años de pillaje y destrucción.

Estoy buscando la presidencia con el fin de implementar un verdadero programa de reconstrucción económica. El régimen actual no echará a andar un programa de ese tipo y seguirá al servicio de los clanes oligárquicos que se han enriquecido saqueando los bienes del Estado. El régimen corrupto e irresponsable de Putin se ha convertido en parte del sistema de parasitismo oligárquico, con su distribución patológicamente injusta de bienes e ingresos.

El régimen actual ha ignorado una ley inmutable de la administración: la efectividad del Estado es inseparable de su responsabilidad con la justicia social. Al abandonar esa responsabilidad, el Estado actual se ha vuelto no sólo ineficiente sino peligroso.

El empobrecimiento de las grandes masas de la población ha destruido las estructuras de la sociedad civil, lo que ha dado lugar a una "civilización de barrios bajos". Aproximadamente la mitad de la población rusa, los niños principalmente, no tienen comida suficiente. La desatención a los menores y el número de indigentes están aumentando. Las ciudades y los pueblos están plagados por la violencia y el crimen.

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La pobreza, el estrés psicológico, y el colapso de los servicios de salud han provocado una tasa de mortalidad anómalamente alta, una caída masiva en la salud y el desperdicio colosal de recursos laborales. Mucha gente no puede comprar las medicinas más básicas y no tiene acceso a los servicios médicos modernos. Las perspectivas de modernizar, o incluso de mantener, el sistema nacional de atención a la salud se contraen año con año.

Estoy buscando la presidencia con el fin de garantizarle a todos los que viven en nuestro país, que es el más rico del mundo, el derecho constitucional a una vida decente y a desarrollarse con libertad.

Para lograr lo anterior, debemos recuperar, como ingreso del Estado, la explotación de nuestras riquezas naturales, duplicar el presupuesto y garantizar el auténtico derecho de todos a una educación y a servicios de salud gratuitos.

Las "reformas" que se han llevado a cabo en los últimos 15 años le han negado empleos y el derecho a una vida decente a una gran parte de la población en edad de trabajar, en particular, a los jóvenes. Pero ellos son la espina dorsal de nuestro país. Si seguimos en la ruta actual, lo único que conseguiremos es destruir a los trabajadores del país.

La implementación de nuestro programa de justicia social y crecimiento económico permitirá que los salarios se dupliquen en el transcurso de un año al hacerlos proporcionales a la contribución del trabajo al ingreso nacional, ampliar los derechos de los trabajadores a defender sus intereses y multiplicar por tres el salario mínimo. Los salarios reales deben multiplicarse por cuatro hacia 2010, y las pensiones deben aumentar proporcionalmente.

El crecimiento económico debe abarcar a todas las regiones del país, y la gente debe tener garantías sociales, derechos y oportunidades iguales sin importar su lugar de residencia. Actualmente, los ingresos se desvían de las regiones hacia el centro, y desde ahí se envían al exterior -la riqueza multimillonaria de los oligarcas proviene de trasquilar a las provincias rusas. Yo le pondré fin a eso.

Para mejorar la economía, dirigiremos los créditos hacia las actividades manufactureras y empresariales, protegeremos el derecho a la propiedad honesta y legalmente adquirida, reconstruiremos el ahorro y estimularemos la innovación y las inversiones en ciencia y tecnología. Purgaremos a los mercados de criminales y monopolios. La competencia honesta empezará a operar. Quienes trabajen bien y beneficien a la sociedad, y no los que toman lo que le pertenece a los demás, obtendrán ingresos altos. Los precios de los productos básicos y de servicios vitales como la electricidad y la calefacción se reducirán a su costo de producción real.

El legado geopolítico de la URSS como gran potencia se dilapidó durante los años de las "reformas". La reforma de las fuerzas armadas se ha limitado al simple desarme. La capacidad de combate ha caído a niveles sin precedentes. Rusia está bajo la amenaza de perder su calidad de potencia. Rusia no podrá renacer sin la reconstrucción de un ejército poderoso y moderno.

Las autoridades encargadas de la aplicación de la ley, agobiadas por la corrupción, no están en condiciones de impedir las amenazas del terrorismo o de aplastar al crimen organizado. Yo purgaré a esos cuerpos de la corrupción, erradicaré el crimen organizado y liberaré a nuestras ciudades de terroristas y bandidos.

Bajo el lema del mercado, el régimen actual ha permitido que florezca la depravación en la televisión y la cultura de masas. Los profundos valores de la cultura rusa están siendo destruidos de manera sistemática, lo que le resta a la vida su significado y su alegría y siembra enemistades entre todos.

Para devolverle a los rusos un sentimiento de orgullo en su patria, y para crear las condiciones que requiere el renacimiento de nuestras tradiciones espirituales y culturales históricas, debemos resucitar nuestra escuelas, erradicar el espíritu de la depravación y la violencia de los medios de comunicación, dar a todos acceso a las obras maestras de la cultura rusa y generar las condiciones para una cooperación social entre la Iglesia y el Estado. ¡Este es el momento para que los rusos recuperen Rusia!

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