WASHINGTON – En la mayoría de las democracias avanzadas, un gran partido de centro derecha compite con una gran partido de centro izquierda. Naturalmente, el grado en que un sistema electoral favorezca a los grandes partidos –imponiendo importantes mínimos de votos populares para entrar en el Parlamento o mediante circunscripciones en las que el ganador consigue todos los diputados correspondientes a ellas– afecta el grado de fragmentación política, pero, en general, las democracias desarrolladas se caracterizan por la competencia entre partidos grandes de centro izquierda y de centro derecha. Entonces, ¿qué pueden hacer centristas auténticos como Mario Monti, el respetado Primer Ministro tecnocrático de Italia?
WASHINGTON – En la mayoría de las democracias avanzadas, un gran partido de centro derecha compite con una gran partido de centro izquierda. Naturalmente, el grado en que un sistema electoral favorezca a los grandes partidos –imponiendo importantes mínimos de votos populares para entrar en el Parlamento o mediante circunscripciones en las que el ganador consigue todos los diputados correspondientes a ellas– afecta el grado de fragmentación política, pero, en general, las democracias desarrolladas se caracterizan por la competencia entre partidos grandes de centro izquierda y de centro derecha. Entonces, ¿qué pueden hacer centristas auténticos como Mario Monti, el respetado Primer Ministro tecnocrático de Italia?