CAMBRIDGE.– Mientras los encargados de formular las políticas y los inversores se preocupan por los riesgos que implican los ultrabajos niveles actuales de las tasas de interés en el mundo, los economistas académicos continúan debatiendo sobre las causas subyacentes. A esta altura, todos aceptan alguna versión de la declaración en 2005 del presidente de la Reserva Federal de EE. UU., Ben Bernanke, quien afirmó que la raíz del problema está en la «superabundancia mundial de ahorro». Pero los economistas no se ponen de acuerdo sobre el porqué de la superabundancia, sobre cuánto durará y, especialmente, sobre si es algo bueno.
CAMBRIDGE.– Mientras los encargados de formular las políticas y los inversores se preocupan por los riesgos que implican los ultrabajos niveles actuales de las tasas de interés en el mundo, los economistas académicos continúan debatiendo sobre las causas subyacentes. A esta altura, todos aceptan alguna versión de la declaración en 2005 del presidente de la Reserva Federal de EE. UU., Ben Bernanke, quien afirmó que la raíz del problema está en la «superabundancia mundial de ahorro». Pero los economistas no se ponen de acuerdo sobre el porqué de la superabundancia, sobre cuánto durará y, especialmente, sobre si es algo bueno.