NUEVA YORK – Cuando el Congreso de los Estados Unidos examine la cuestión de autorizar o no la intervención militar en Siria, sus miembros deben tener presente una verdad fundamental: si bien el Presidente de Siria, Bashar Al Asad, ha recurrido repetidas veces a una violencia extrema para conservar el poder, los Estados Unidos –y otros gobiernos de Oriente Medio y de Europa– comparten la responsabilidad de haber convertido a Siria en un campo de exterminio.
NUEVA YORK – Cuando el Congreso de los Estados Unidos examine la cuestión de autorizar o no la intervención militar en Siria, sus miembros deben tener presente una verdad fundamental: si bien el Presidente de Siria, Bashar Al Asad, ha recurrido repetidas veces a una violencia extrema para conservar el poder, los Estados Unidos –y otros gobiernos de Oriente Medio y de Europa– comparten la responsabilidad de haber convertido a Siria en un campo de exterminio.