NOTTINGHAM – La tercera prueba nuclear de Corea del Norte cambia el juego no sólo para Estados Unidos y Japón, sino también para el último aliado del régimen, China. La reacción oficial china a la última provocación de Corea del Norte fue adusta: China está "fuertemente disconforme y se opone rotundamente" a la prueba, e insta a que se reanuden las conversaciones internacionales. Pero la postura de China no resulta significativamente amenazadora, porque sus líderes no admiten que ya no necesitan sucumbir ante el chantaje de su vecino rebelde.
NOTTINGHAM – La tercera prueba nuclear de Corea del Norte cambia el juego no sólo para Estados Unidos y Japón, sino también para el último aliado del régimen, China. La reacción oficial china a la última provocación de Corea del Norte fue adusta: China está "fuertemente disconforme y se opone rotundamente" a la prueba, e insta a que se reanuden las conversaciones internacionales. Pero la postura de China no resulta significativamente amenazadora, porque sus líderes no admiten que ya no necesitan sucumbir ante el chantaje de su vecino rebelde.