LONDRES – En octubre, dos grupos que investigan la eficacia de un fármaco potencialmente revolucionario en la lucha contra el VIH hicieron algo fuera de lo común. Anunciaron que los ensayos clínicos del fármaco, un antirretroviral llamado Truvada, habían dado resultados lo bastante buenos como para poner fin a la fase aleatorizada de los estudios, y que estaban ofreciendo la píldora a todos los participantes.
LONDRES – En octubre, dos grupos que investigan la eficacia de un fármaco potencialmente revolucionario en la lucha contra el VIH hicieron algo fuera de lo común. Anunciaron que los ensayos clínicos del fármaco, un antirretroviral llamado Truvada, habían dado resultados lo bastante buenos como para poner fin a la fase aleatorizada de los estudios, y que estaban ofreciendo la píldora a todos los participantes.