WASHINGTON, D. C. – La revolución de Egipto derrocó a un dictador en febrero, pero el futuro del país como democracia estable y efectiva sigue siendo incierto. Naturalmente, Occidente está limitado en su capacidad para modelar el proceso de transición. No obstante, siguen siendo considerables las posibilidades de ejercer una influencia, por lo que debería mostrarse receptivo a quienes en Egipto son partidarios de ideas liberales, instituciones democráticas y una amplia distribución de los beneficios del desarrollo económico.
WASHINGTON, D. C. – La revolución de Egipto derrocó a un dictador en febrero, pero el futuro del país como democracia estable y efectiva sigue siendo incierto. Naturalmente, Occidente está limitado en su capacidad para modelar el proceso de transición. No obstante, siguen siendo considerables las posibilidades de ejercer una influencia, por lo que debería mostrarse receptivo a quienes en Egipto son partidarios de ideas liberales, instituciones democráticas y una amplia distribución de los beneficios del desarrollo económico.