MILÁN – Las propuestas para un impuesto amplio a la riqueza no son nuevas, pero sí están recibiendo una atención renovada en Estados Unidos. La desigualdad de ingresos y riqueza sostenidamente en alza ha planteado cuestiones sociales y éticas, inclusive entre algunos ricos. Esta tendencia, junto con la caída de la movilidad social, contribuye a una polarización política que, a su vez, deriva en elecciones políticas pobres y erráticas. Y la historia nos ha enseñado que la creciente desigualdad y la polarización social y política cada vez más intensa pueden conducir a desenlaces más dramáticos e incluso violentos.
MILÁN – Las propuestas para un impuesto amplio a la riqueza no son nuevas, pero sí están recibiendo una atención renovada en Estados Unidos. La desigualdad de ingresos y riqueza sostenidamente en alza ha planteado cuestiones sociales y éticas, inclusive entre algunos ricos. Esta tendencia, junto con la caída de la movilidad social, contribuye a una polarización política que, a su vez, deriva en elecciones políticas pobres y erráticas. Y la historia nos ha enseñado que la creciente desigualdad y la polarización social y política cada vez más intensa pueden conducir a desenlaces más dramáticos e incluso violentos.