NUEVA YORK – El informe emitido el viernes por la comunidad de inteligencia de Estados Unidos sobre el asesinato del periodista saudí y residente permanente de Estados Unidos Jamal Khashoggi en octubre de 2018 en el consulado saudí en Estambul, Turquía, confirma esencialmente lo que ya sabíamos. La operación para capturar o matar a Khashoggi fue aprobada por Mohammed bin Salman, el príncipe de la corona de Arabia Saudita y en muchos sentidos ya la persona más poderosa del reino. MBS, como se lo conoce comúnmente, quería a Khashoggi muerto, tanto para deshacerse de un crítico irritante como para intimidar a otros potenciales críticos de su régimen.
NUEVA YORK – El informe emitido el viernes por la comunidad de inteligencia de Estados Unidos sobre el asesinato del periodista saudí y residente permanente de Estados Unidos Jamal Khashoggi en octubre de 2018 en el consulado saudí en Estambul, Turquía, confirma esencialmente lo que ya sabíamos. La operación para capturar o matar a Khashoggi fue aprobada por Mohammed bin Salman, el príncipe de la corona de Arabia Saudita y en muchos sentidos ya la persona más poderosa del reino. MBS, como se lo conoce comúnmente, quería a Khashoggi muerto, tanto para deshacerse de un crítico irritante como para intimidar a otros potenciales críticos de su régimen.