MADRID – Este año, el encuentro de los líderes mundiales en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York se ha postergado. La noticia de la cancelación –la primera en los 75 años de historia de la ONU- se produjo una semana después de desconvocarse una reunión del G7 en Camp David y a un mes del abandono por el G20 de su proyectada cumbre virtual. En un momento en que la naturaleza global de los retos más apremiantes, que nos acucian a cada uno, es más evidente que nunca, no es que los instrumentos del multilateralismo resulten poco eficaces. Es que han dejado de funcionar.
MADRID – Este año, el encuentro de los líderes mundiales en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York se ha postergado. La noticia de la cancelación –la primera en los 75 años de historia de la ONU- se produjo una semana después de desconvocarse una reunión del G7 en Camp David y a un mes del abandono por el G20 de su proyectada cumbre virtual. En un momento en que la naturaleza global de los retos más apremiantes, que nos acucian a cada uno, es más evidente que nunca, no es que los instrumentos del multilateralismo resulten poco eficaces. Es que han dejado de funcionar.