BRUSELAS – La elección presidencial de 2020 en EE. UU. es diferente a cualquier otra que podamos recordar. Las contiendas previas fueron enconadas —y en algunos casos se las describió en términos existenciales—, pero los estadounidenses nunca, al menos en épocas recientes, enfrentaron una posibilidad realista de que la persona en funciones rechace el resultado... y rara vez se corrió el riesgo de que las divisiones partidarias llegaran a convertirse en un conflicto armado.
BRUSELAS – La elección presidencial de 2020 en EE. UU. es diferente a cualquier otra que podamos recordar. Las contiendas previas fueron enconadas —y en algunos casos se las describió en términos existenciales—, pero los estadounidenses nunca, al menos en épocas recientes, enfrentaron una posibilidad realista de que la persona en funciones rechace el resultado... y rara vez se corrió el riesgo de que las divisiones partidarias llegaran a convertirse en un conflicto armado.