TEL AVIV – El presidente estadounidense Joe Biden ha caracterizado repetidamente la rivalidad de su país con China como una batalla entre democracia y autocracia, un choque ideológico que recuerda al de la Guerra Fría. Es una narrativa imprecisa –EE.U.U. y China están sumidos en una competencia por el dominio estratégico- que prácticamente hace imposible llegar a una solución. Mientras es posible llegar a acuerdos en torno a demandas relacionadas con recursos tangibles e inquietudes sobre seguridad, por lo general las luchas ideológicas terminan de otra manera: la derrota incondicional de una de las partes.
TEL AVIV – El presidente estadounidense Joe Biden ha caracterizado repetidamente la rivalidad de su país con China como una batalla entre democracia y autocracia, un choque ideológico que recuerda al de la Guerra Fría. Es una narrativa imprecisa –EE.U.U. y China están sumidos en una competencia por el dominio estratégico- que prácticamente hace imposible llegar a una solución. Mientras es posible llegar a acuerdos en torno a demandas relacionadas con recursos tangibles e inquietudes sobre seguridad, por lo general las luchas ideológicas terminan de otra manera: la derrota incondicional de una de las partes.