BERLÍN – Después de tres décadas de avanzar hacia un mercado global único gobernado por las reglas de la Organización Mundial de Comercio, el orden internacional ha sufrido un cambio fundamental. Estados Unidos y China están inmersos en una guerra arancelaria que, al principio, parecía girar en torno al balance comercial bilateral, pero que terminó siendo mucho más que eso. Hasta hace poco, podíamos albergar una esperanza en el hecho de que, a pesar de los frecuentes intercambios de amenazas, los dos países estaban negociando. Ya no.
BERLÍN – Después de tres décadas de avanzar hacia un mercado global único gobernado por las reglas de la Organización Mundial de Comercio, el orden internacional ha sufrido un cambio fundamental. Estados Unidos y China están inmersos en una guerra arancelaria que, al principio, parecía girar en torno al balance comercial bilateral, pero que terminó siendo mucho más que eso. Hasta hace poco, podíamos albergar una esperanza en el hecho de que, a pesar de los frecuentes intercambios de amenazas, los dos países estaban negociando. Ya no.