MONTEVIDEO – En los países en desarrollo, puede ser muy difícil convencer a la gente de que las finanzas no son mala palabra, y de que el sistema financiero no es necesariamente un mecanismo perverso que sólo sirve para beneficiar a los ricos y transferir la riqueza nacional al extranjero. Hay dos preguntas clave para hacernos: qué tipo de sistema financiero queremos y qué se puede hacer para conseguirlo.
MONTEVIDEO – En los países en desarrollo, puede ser muy difícil convencer a la gente de que las finanzas no son mala palabra, y de que el sistema financiero no es necesariamente un mecanismo perverso que sólo sirve para beneficiar a los ricos y transferir la riqueza nacional al extranjero. Hay dos preguntas clave para hacernos: qué tipo de sistema financiero queremos y qué se puede hacer para conseguirlo.