MADRID – La guerra iniciada por el presidente ruso Vladímir Putin contra Ucrania ha supuesto una buena dosis de realismo energético para Europa. Mientras la UE proclamaba que la transición a fuentes renovables sólo traería beneficios, lo cierto es que muchas de sus industrias (sobre todo en Alemania) prosperaban gracias a la dependencia de gas ruso barato. Esta revelación debería ser el primer paso hacia una postura europea más realista -y menos dogmática-, no sólo respecto de su propia transición energética, sino también de la del Sur Global.
MADRID – La guerra iniciada por el presidente ruso Vladímir Putin contra Ucrania ha supuesto una buena dosis de realismo energético para Europa. Mientras la UE proclamaba que la transición a fuentes renovables sólo traería beneficios, lo cierto es que muchas de sus industrias (sobre todo en Alemania) prosperaban gracias a la dependencia de gas ruso barato. Esta revelación debería ser el primer paso hacia una postura europea más realista -y menos dogmática-, no sólo respecto de su propia transición energética, sino también de la del Sur Global.