MÚNICH – Se ha vuelto moneda corriente entre diplomáticos y otros analistas de política exterior decir que el conflicto entre Rusia y Ucrania no tiene solución militar. Casi todos los observadores afirman que la única ruta viable hacia la paz y la estabilidad es diplomática. Pero a pesar del reciente acuerdo de alto el fuego anunciado en Minsk, la continuación de la violencia (reflejada en la violenta expulsión de las fuerzas ucranianas de la ciudad de Debáltsevo) es una clara señal de que es hora de pensar qué debe hacerse para impedir una solución militar impuesta por el Kremlin.
MÚNICH – Se ha vuelto moneda corriente entre diplomáticos y otros analistas de política exterior decir que el conflicto entre Rusia y Ucrania no tiene solución militar. Casi todos los observadores afirman que la única ruta viable hacia la paz y la estabilidad es diplomática. Pero a pesar del reciente acuerdo de alto el fuego anunciado en Minsk, la continuación de la violencia (reflejada en la violenta expulsión de las fuerzas ucranianas de la ciudad de Debáltsevo) es una clara señal de que es hora de pensar qué debe hacerse para impedir una solución militar impuesta por el Kremlin.