KIEV – En los inicios del siglo XXI, El ala oeste era la serie de televisión favorita de muchos. Trataba de una administración estadounidense de ficción que luchaba contra el terrorismo sin librar guerras sobre una región o religión enteras, se negaba a pisotear el estado de derecho y, por lo general, tomaba decisiones que iban dirigidas al mejor interés de la nación. Muchos deseaban que Martin Sheen, el calmado y tranquilo presidente en la serie, reemplazara al presidente cowboy George W. Bush y a su belicoso compinche Dick Cheney.
KIEV – En los inicios del siglo XXI, El ala oeste era la serie de televisión favorita de muchos. Trataba de una administración estadounidense de ficción que luchaba contra el terrorismo sin librar guerras sobre una región o religión enteras, se negaba a pisotear el estado de derecho y, por lo general, tomaba decisiones que iban dirigidas al mejor interés de la nación. Muchos deseaban que Martin Sheen, el calmado y tranquilo presidente en la serie, reemplazara al presidente cowboy George W. Bush y a su belicoso compinche Dick Cheney.