LONDRES – Los británicos tuvieron buenos motivos para celebrar a principios de julio, cuando el Partido Laborista de Keir Starmer puso fin a los 14 años de gobierno del Partido Conservador. Pero después de haber dicho adiós a los conservadores, muchos dentro del establishment británico sintieron un molesto sentido de culpabilidad: quizás el Partido Laborista no debía su abrumadora mayoría al disgusto con los conservadores, sino al sistema electoral uninominal.
LONDRES – Los británicos tuvieron buenos motivos para celebrar a principios de julio, cuando el Partido Laborista de Keir Starmer puso fin a los 14 años de gobierno del Partido Conservador. Pero después de haber dicho adiós a los conservadores, muchos dentro del establishment británico sintieron un molesto sentido de culpabilidad: quizás el Partido Laborista no debía su abrumadora mayoría al disgusto con los conservadores, sino al sistema electoral uninominal.