NUEVA YORK – La primerísima huelga del sindicato United Auto Workers contra las «tres grandes» (General Motors, Ford y Stellantis, propietaria de Chrysler) resalta la necesidad de alinear la acción climática, el crecimiento económico y los derechos de los trabajadores. Las políticas públicas tendientes a aumentar la producción de vehículos eléctricos y sus ventas pueden movilizar la innovación y la inversión del sector privado en modos que beneficien a los trabajadores. Pero para hacer realidad ese potencial hay que reconsiderar el papel del Estado y de los trabajadores como impulsores de cambios económicos positivos a gran escala.
NUEVA YORK – La primerísima huelga del sindicato United Auto Workers contra las «tres grandes» (General Motors, Ford y Stellantis, propietaria de Chrysler) resalta la necesidad de alinear la acción climática, el crecimiento económico y los derechos de los trabajadores. Las políticas públicas tendientes a aumentar la producción de vehículos eléctricos y sus ventas pueden movilizar la innovación y la inversión del sector privado en modos que beneficien a los trabajadores. Pero para hacer realidad ese potencial hay que reconsiderar el papel del Estado y de los trabajadores como impulsores de cambios económicos positivos a gran escala.