Con el agravamiento del impasse político que rodea a la elección de un nuevo presidente, Turquía está ingresando en un período crítico que podría tener un profundo efecto tanto en la evolución interna del país como en una democracia secular y sus relaciones con Occidente. La candidatura presidencial del islamista moderado Abdullah Gul, actual ministro de Relaciones Exteriores, ha sido rechazada por el máximo tribunal de Turquía y la elección parlamentaria programada para noviembre ha sido trasladada a julio en un esfuerzo por romper la crítica situación política. Pero estas medidas probablemente no alivien las tensiones entre el gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan y el ejército de Turquía, que se ve a sí mismo como el guardián del estado secular del país.
Con el agravamiento del impasse político que rodea a la elección de un nuevo presidente, Turquía está ingresando en un período crítico que podría tener un profundo efecto tanto en la evolución interna del país como en una democracia secular y sus relaciones con Occidente. La candidatura presidencial del islamista moderado Abdullah Gul, actual ministro de Relaciones Exteriores, ha sido rechazada por el máximo tribunal de Turquía y la elección parlamentaria programada para noviembre ha sido trasladada a julio en un esfuerzo por romper la crítica situación política. Pero estas medidas probablemente no alivien las tensiones entre el gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan y el ejército de Turquía, que se ve a sí mismo como el guardián del estado secular del país.