Hace poco, Turquía recibió, de manos de Gran Bretaña, el control de las Fuerzas Internacionales de Asistencia para la Seguridad en Afganistán. Como de costumbre, casi nadie se dio por enterado. Los problemas de Turquía (sean crisis financieras o la enfermedad actual del primer ministro Bulent Ecevit) son los que acaparan los titulares. Sus éxitos y contribuciones quedan relegados a las páginas interiores de los periódicos internacionales, si es que se mencionan siquiera.
Hace poco, Turquía recibió, de manos de Gran Bretaña, el control de las Fuerzas Internacionales de Asistencia para la Seguridad en Afganistán. Como de costumbre, casi nadie se dio por enterado. Los problemas de Turquía (sean crisis financieras o la enfermedad actual del primer ministro Bulent Ecevit) son los que acaparan los titulares. Sus éxitos y contribuciones quedan relegados a las páginas interiores de los periódicos internacionales, si es que se mencionan siquiera.