MADRID – El derribo por Turquía del caza ruso podría abrir un nuevo frente en la escalada de violencia que asola a Siria, y dar al traste con las expectativas de acercamiento entre Rusia y Occidente surgidas tras la masacre de París. Con los presidentes de Rusia –Vladimir Putin– y de Turquía –Recep Tayyip Erdogan– enredados en fintas verbales, y ante la escalofriante posibilidad de un escenario más grave, la Unión Europea no debe escatimar esfuerzos para racionalizar su relación con Turquía.
MADRID – El derribo por Turquía del caza ruso podría abrir un nuevo frente en la escalada de violencia que asola a Siria, y dar al traste con las expectativas de acercamiento entre Rusia y Occidente surgidas tras la masacre de París. Con los presidentes de Rusia –Vladimir Putin– y de Turquía –Recep Tayyip Erdogan– enredados en fintas verbales, y ante la escalofriante posibilidad de un escenario más grave, la Unión Europea no debe escatimar esfuerzos para racionalizar su relación con Turquía.