BOSTON – Los devastadores terremotos que en febrero mataron más de 50.000 personas en Turquía (y, al menos, más de 7.000 en el norte de Siria) dejaron expuestos arraigados problemas en los preparativos para las elecciones presidenciales y parlamentarias de este 14 de mayo que bien podrían marcar época. Hoy parece claro que Turquía necesita más que un cambio de gobierno; precisa de una transformación fundamental de su política y su economía, lo que significa enfrentarse a los potentes grupos de presión del sector de la construcción e intentar reconstruir la tambaleante democracia del país.
BOSTON – Los devastadores terremotos que en febrero mataron más de 50.000 personas en Turquía (y, al menos, más de 7.000 en el norte de Siria) dejaron expuestos arraigados problemas en los preparativos para las elecciones presidenciales y parlamentarias de este 14 de mayo que bien podrían marcar época. Hoy parece claro que Turquía necesita más que un cambio de gobierno; precisa de una transformación fundamental de su política y su economía, lo que significa enfrentarse a los potentes grupos de presión del sector de la construcción e intentar reconstruir la tambaleante democracia del país.