ANKARA – Turquía dejó su huella como uno de los países más influyentes no sólo en 2010, sino en la primera década del tercer milenio. Al inicio de la nueva década, también, la posición geopolítica, el rico legado histórico, la profundidad cultural, la población joven bien educada, la democracia cada vez más fortalecida, la creciente economía y la política exterior constructiva de Turquía lo convirtieron en un país indispensable en un mundo transformado por la rápida globalización.
ANKARA – Turquía dejó su huella como uno de los países más influyentes no sólo en 2010, sino en la primera década del tercer milenio. Al inicio de la nueva década, también, la posición geopolítica, el rico legado histórico, la profundidad cultural, la población joven bien educada, la democracia cada vez más fortalecida, la creciente economía y la política exterior constructiva de Turquía lo convirtieron en un país indispensable en un mundo transformado por la rápida globalización.