WASHINGTON, DC – Para quienes no lo habían visto todavía, el precio de tener un presidente estadounidense que desdeña las opiniones de los expertos y que es impulsivo, mendaz, no muy listo, inquieto, desinformado, poco curioso, incompetente, temperamental, corrupto y mal negociador se ha vuelto evidente en los últimos días. Tres grandes sucesos que ocurrieron entre el miércoles y el sábado pusieron nerviosos incluso a algunos de los protectores republicanos de Donald Trump, que habían racionalizado que, después de todo, había recortado impuestos (principalmente a los ricos y las corporaciones) y puesto a dos conservadores en la Corte Suprema. Pero ahora se hicieron más difíciles de ignorar los peligros de tener a una persona así en la Oficina Oval.
WASHINGTON, DC – Para quienes no lo habían visto todavía, el precio de tener un presidente estadounidense que desdeña las opiniones de los expertos y que es impulsivo, mendaz, no muy listo, inquieto, desinformado, poco curioso, incompetente, temperamental, corrupto y mal negociador se ha vuelto evidente en los últimos días. Tres grandes sucesos que ocurrieron entre el miércoles y el sábado pusieron nerviosos incluso a algunos de los protectores republicanos de Donald Trump, que habían racionalizado que, después de todo, había recortado impuestos (principalmente a los ricos y las corporaciones) y puesto a dos conservadores en la Corte Suprema. Pero ahora se hicieron más difíciles de ignorar los peligros de tener a una persona así en la Oficina Oval.