BLACKSBURG, VIRGINIA – Desde que el presidente Donald Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán en mayo de 2018 y le reimpuso sanciones, la economía de Irán se contrajo considerablemente. Si bien un derrumbe económico no es inminente, el tiempo no juega a favor de Irán. Con la política estadounidense en plena agitación y una elección presidencial a la vista, la dirigencia iraní se enfrenta a la nada envidiable tarea de decidir si le conviene iniciar un diálogo (y cómo) con la administración Trump (que pese a su hostilidad necesita una victoria visible).
BLACKSBURG, VIRGINIA – Desde que el presidente Donald Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán en mayo de 2018 y le reimpuso sanciones, la economía de Irán se contrajo considerablemente. Si bien un derrumbe económico no es inminente, el tiempo no juega a favor de Irán. Con la política estadounidense en plena agitación y una elección presidencial a la vista, la dirigencia iraní se enfrenta a la nada envidiable tarea de decidir si le conviene iniciar un diálogo (y cómo) con la administración Trump (que pese a su hostilidad necesita una victoria visible).