WASHINGTON, DC – Mientras transcurre el primer viaje al exterior de Donald Trump como presidente, la agitación generada por el despido del director del FBI James Comey y la investigación en curso de los vínculos de su campaña electoral con Rusia lo persiguen. En ninguno de los lugares que visitará lo sucedido en Washington pesará más que en Bruselas, donde se reunirá con los líderes de la OTAN. Esos aliados norteamericanos estarán esperando dos cosas de Trump: la confirmación de que es consciente de los datos básicos de los asuntos europeos y señales de que está preparado para ejercer el tipo de liderazgo que la OTAN necesita hoy.
WASHINGTON, DC – Mientras transcurre el primer viaje al exterior de Donald Trump como presidente, la agitación generada por el despido del director del FBI James Comey y la investigación en curso de los vínculos de su campaña electoral con Rusia lo persiguen. En ninguno de los lugares que visitará lo sucedido en Washington pesará más que en Bruselas, donde se reunirá con los líderes de la OTAN. Esos aliados norteamericanos estarán esperando dos cosas de Trump: la confirmación de que es consciente de los datos básicos de los asuntos europeos y señales de que está preparado para ejercer el tipo de liderazgo que la OTAN necesita hoy.