MOSCÚ – “El sabio construye puentes; el tonto construye muros”. Este fue el sentimiento que se repetía en las páginas de editoriales de los medios chinos la semana pasada, cuando Estados Unidos impuso un arancel del 25% a importaciones chinas por un valor aproximado de 50 000 millones de dólares. Por desgracia, esta estrategia aislacionista va más allá de la política comercial de EE. UU., en formas que no sólo son estúpidas, sino también antiéticas, y que están destruyendo la poca autoridad moral que le queda a Occidente.
MOSCÚ – “El sabio construye puentes; el tonto construye muros”. Este fue el sentimiento que se repetía en las páginas de editoriales de los medios chinos la semana pasada, cuando Estados Unidos impuso un arancel del 25% a importaciones chinas por un valor aproximado de 50 000 millones de dólares. Por desgracia, esta estrategia aislacionista va más allá de la política comercial de EE. UU., en formas que no sólo son estúpidas, sino también antiéticas, y que están destruyendo la poca autoridad moral que le queda a Occidente.