BERLÍN – Ya está claro que el siglo XXI trae consigo el inicio de un nuevo orden mundial. Mientras la incertidumbre y la inestabilidad asociadas con ese proceso se extienden por el globo, Occidente respondió con timidez, o con nostalgia de antiguas formas de nacionalismo que fracasaron en el pasado y que seguramente no funcionarán ahora.
BERLÍN – Ya está claro que el siglo XXI trae consigo el inicio de un nuevo orden mundial. Mientras la incertidumbre y la inestabilidad asociadas con ese proceso se extienden por el globo, Occidente respondió con timidez, o con nostalgia de antiguas formas de nacionalismo que fracasaron en el pasado y que seguramente no funcionarán ahora.