PARÍS – Desde que fue elegido presidente de Estados Unidos, Donald Trump hizo casi todo lo que la sabiduría económica convencional considera una herejía. Ha erigido barreras comerciales y atizado la incertidumbre con amenazas de más aranceles. Ha extorsionado a las empresas privadas. Ha aliviado las normas prudenciales de los bancos. Más de una vez atacó a la Reserva Federal por políticas que no eran de su agrado. Aumentó el déficit presupuestario aun cuando la economía se acercaba a la plena capacidad. En la lista de lo que un responsable de políticas no tiene que hacer, Trump tilda muchos más casilleros que cualquier otro presidente norteamericano de posguerra.
PARÍS – Desde que fue elegido presidente de Estados Unidos, Donald Trump hizo casi todo lo que la sabiduría económica convencional considera una herejía. Ha erigido barreras comerciales y atizado la incertidumbre con amenazas de más aranceles. Ha extorsionado a las empresas privadas. Ha aliviado las normas prudenciales de los bancos. Más de una vez atacó a la Reserva Federal por políticas que no eran de su agrado. Aumentó el déficit presupuestario aun cuando la economía se acercaba a la plena capacidad. En la lista de lo que un responsable de políticas no tiene que hacer, Trump tilda muchos más casilleros que cualquier otro presidente norteamericano de posguerra.