ATLANTA – Durante más de dos años, el presidente norteamericano, Donald Trump, ha colmado de elogios a los autoritarios del mundo, ha difamado a los aliados democráticos de Estados Unidos y ha emprendido un esfuerzo, motivado por el ego, destinado a resolver el nudo gordiano del programa de armas nucleares de Corea del Norte. Pero ahora, los efectos de las políticas exteriores delirantes de Trump están pagando las consecuencias. En ningún otro lugar esto es más evidente que en las agencias de inteligencia de Estados Unidos, donde los profesionales encargados de salvaguardar la seguridad nacional del país se esfuerzan por poner al presidente al tanto de realidades que no quiere ver.
ATLANTA – Durante más de dos años, el presidente norteamericano, Donald Trump, ha colmado de elogios a los autoritarios del mundo, ha difamado a los aliados democráticos de Estados Unidos y ha emprendido un esfuerzo, motivado por el ego, destinado a resolver el nudo gordiano del programa de armas nucleares de Corea del Norte. Pero ahora, los efectos de las políticas exteriores delirantes de Trump están pagando las consecuencias. En ningún otro lugar esto es más evidente que en las agencias de inteligencia de Estados Unidos, donde los profesionales encargados de salvaguardar la seguridad nacional del país se esfuerzan por poner al presidente al tanto de realidades que no quiere ver.