GINEBRA – En el transcurso de los últimos diez años, se han hecho progresos impresionantes en la lucha contra la epidemia del tabaco. Impulsados por el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud sobre el Control del Tabaco, que entró en vigencia en 2005, la mayoría de los países han lanzado programas integrales de control del tabaquismo. Pero todavía hay mucho por hacerse. Si no se aborda la epidemia de tabaco, la OMS estima que matará a mil millones de personas en el curso de este siglo.
El consumo de tabaco podría llegar a minar el desarrollo económico y social en todo el mundo. Para compensarlo, la OMS ha identificado seis políticas -encapsuladas en el acrónimo MPOWER- que pueden aniquilar la epidemia del tabaco: monitorear el consumo de tabaco y las políticas de prevención; proteger a la gente del humo del cigarrillo; ofrecer ayuda para dejar de fumar; advertir a la gente sobre los peligros del tabaco; implementar prohibiciones en materia de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco, y aumentar los impuestos al tabaco.
Cada letra del acrónimo es importante y necesaria en la lucha contra la epidemia del tabaco. Pero la última -aumentar los impuestos a los productos derivados del tabaco- merece una atención especial. Según el último Informe de la OMS sobre la Epidemia de Tabaco Global, aumentar los impuestos al tabaco es una de las medidas más baratas y más efectivas para prevenir muertes y sufrimiento. Desafortunadamente, es una herramienta que pocos países están utilizando.
La evidencia de progreso detallada en el informe de la OMS es impresionante. El documento presenta un argumento contundente a favor de la implementación de MPOWER, mostrando lo efectivas que pueden ser las intervenciones sólidas. Una acción decisiva en muchos países ha garantizado que casi la mitad de la población mundial esté cubierta por al menos una medida de MPOWER aplicada al más alto nivel. Desde 2007, la cantidad de países que implementaron alguna forma de recomendación cuando menos se duplicó -y se salvaron millones de vidas.
El informe también detalla los esfuerzos que están haciendo los países para cumplir con los objetivos de control del tabaquismo y hace recomendaciones de mejoras. En muchos casos, sugiere aumentar los impuestos al tabaco. A pesar de la efectividad comprobada de la estrategia, es la medida de MPOWER menos implementada. De acuerdo con el informe de la OMS, sólo 33 países recaudan impuestos lo suficientemente altos por el tabaco, que representan por lo menos el 75% del precio minorista de los cigarrillos. Esto significa que sólo una de cada diez personas en todo el mundo resulta beneficiada con esta medida.
Los impuestos al tabaco son baratos de implementar y redundan en una serie de beneficios. Hacen que los productos de tabaco sean menos accesibles, lo que ayuda a los adictos a dejar de fumar e impide que los no fumadores -especialmente los jóvenes, las mujeres y los pobres- se inicien en el hábito. Aumentar los impuestos reduce la carga de enfermedades no transmisibles, mejora la salud pública y reduce los gastos en enfermedades relacionadas con el tabaco. La recaudación impositiva también les ofrece a los países un ingreso adicional que se puede utilizar para financiar programas vitales de salud y otros servicios públicos esenciales. De hecho, el impuesto al tabaco es una fuente de financiamiento doméstico sin explotar que será importante para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sustentable post-2015.
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La industria del tabaco y otros intereses particulares sostienen que los aumentos de impuestos a los productos de tabaco alimentan el comercio ilegal. Sin embargo, la experiencia internacional acumulada expone las falencias de este argumento. En los países de altos ingresos, donde los impuestos han incrementado los precios del tabaco, el comercio ilícito está menos generalizado que en los países de bajos ingresos con pocos impuestos al tabaco. De hecho, muchos países -incluidos Chile, Brasil, Hungría, España y el Reino Unido- han aumentado los impuestos al tabaco y frenado, al mismo tiempo, el comercio ilegal.
Cada país tiene la obligación -y la capacidad- de proteger el bienestar de su pueblo. Los gobiernos han hecho un progreso tremendo en la lucha contra la epidemia de tabaco a través de la implementación de múltiples medidas MPOWER, pero muchos podrían estar haciendo mucho más si estuvieran dispuestos a aumentar los impuestos al tabaco.
Nuestras organizaciones, la OMS y el Grupo del Banco Mundial, creen que es un imperativo moral y económico respaldar toda medida posible para controlar el tabaquismo. Los impuestos al tabaco -la herramienta menos costosa, menos implementada y más efectiva en la lucha para reducir el consumo de este producto mortal- no deberían dejar de ponerse en práctica. Al aumentar el costo del tabaco, está en nuestras manos la posibilidad de revertir la epidemia, impedir la propagación de enfermedades y sufrimiento y salvar millones de vidas cada año.
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Since Plato’s Republic 2,300 years ago, philosophers have understood the process by which demagogues come to power in free and fair elections, only to overthrow democracy and establish tyrannical rule. The process is straightforward, and we have now just watched it play out.
observes that philosophers since Plato have understood how tyrants come to power in free elections.
Despite being a criminal, a charlatan, and an aspiring dictator, Donald Trump has won not only the Electoral College, but also the popular vote – a feat he did not achieve in 2016 or 2020. A nihilistic voter base, profit-hungry business leaders, and craven Republican politicians are to blame.
points the finger at a nihilistic voter base, profit-hungry business leaders, and craven Republican politicians.
GINEBRA – En el transcurso de los últimos diez años, se han hecho progresos impresionantes en la lucha contra la epidemia del tabaco. Impulsados por el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud sobre el Control del Tabaco, que entró en vigencia en 2005, la mayoría de los países han lanzado programas integrales de control del tabaquismo. Pero todavía hay mucho por hacerse. Si no se aborda la epidemia de tabaco, la OMS estima que matará a mil millones de personas en el curso de este siglo.
El consumo de tabaco podría llegar a minar el desarrollo económico y social en todo el mundo. Para compensarlo, la OMS ha identificado seis políticas -encapsuladas en el acrónimo MPOWER- que pueden aniquilar la epidemia del tabaco: monitorear el consumo de tabaco y las políticas de prevención; proteger a la gente del humo del cigarrillo; ofrecer ayuda para dejar de fumar; advertir a la gente sobre los peligros del tabaco; implementar prohibiciones en materia de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco, y aumentar los impuestos al tabaco.
Cada letra del acrónimo es importante y necesaria en la lucha contra la epidemia del tabaco. Pero la última -aumentar los impuestos a los productos derivados del tabaco- merece una atención especial. Según el último Informe de la OMS sobre la Epidemia de Tabaco Global, aumentar los impuestos al tabaco es una de las medidas más baratas y más efectivas para prevenir muertes y sufrimiento. Desafortunadamente, es una herramienta que pocos países están utilizando.
La evidencia de progreso detallada en el informe de la OMS es impresionante. El documento presenta un argumento contundente a favor de la implementación de MPOWER, mostrando lo efectivas que pueden ser las intervenciones sólidas. Una acción decisiva en muchos países ha garantizado que casi la mitad de la población mundial esté cubierta por al menos una medida de MPOWER aplicada al más alto nivel. Desde 2007, la cantidad de países que implementaron alguna forma de recomendación cuando menos se duplicó -y se salvaron millones de vidas.
El informe también detalla los esfuerzos que están haciendo los países para cumplir con los objetivos de control del tabaquismo y hace recomendaciones de mejoras. En muchos casos, sugiere aumentar los impuestos al tabaco. A pesar de la efectividad comprobada de la estrategia, es la medida de MPOWER menos implementada. De acuerdo con el informe de la OMS, sólo 33 países recaudan impuestos lo suficientemente altos por el tabaco, que representan por lo menos el 75% del precio minorista de los cigarrillos. Esto significa que sólo una de cada diez personas en todo el mundo resulta beneficiada con esta medida.
Los impuestos al tabaco son baratos de implementar y redundan en una serie de beneficios. Hacen que los productos de tabaco sean menos accesibles, lo que ayuda a los adictos a dejar de fumar e impide que los no fumadores -especialmente los jóvenes, las mujeres y los pobres- se inicien en el hábito. Aumentar los impuestos reduce la carga de enfermedades no transmisibles, mejora la salud pública y reduce los gastos en enfermedades relacionadas con el tabaco. La recaudación impositiva también les ofrece a los países un ingreso adicional que se puede utilizar para financiar programas vitales de salud y otros servicios públicos esenciales. De hecho, el impuesto al tabaco es una fuente de financiamiento doméstico sin explotar que será importante para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sustentable post-2015.
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La industria del tabaco y otros intereses particulares sostienen que los aumentos de impuestos a los productos de tabaco alimentan el comercio ilegal. Sin embargo, la experiencia internacional acumulada expone las falencias de este argumento. En los países de altos ingresos, donde los impuestos han incrementado los precios del tabaco, el comercio ilícito está menos generalizado que en los países de bajos ingresos con pocos impuestos al tabaco. De hecho, muchos países -incluidos Chile, Brasil, Hungría, España y el Reino Unido- han aumentado los impuestos al tabaco y frenado, al mismo tiempo, el comercio ilegal.
Cada país tiene la obligación -y la capacidad- de proteger el bienestar de su pueblo. Los gobiernos han hecho un progreso tremendo en la lucha contra la epidemia de tabaco a través de la implementación de múltiples medidas MPOWER, pero muchos podrían estar haciendo mucho más si estuvieran dispuestos a aumentar los impuestos al tabaco.
Nuestras organizaciones, la OMS y el Grupo del Banco Mundial, creen que es un imperativo moral y económico respaldar toda medida posible para controlar el tabaquismo. Los impuestos al tabaco -la herramienta menos costosa, menos implementada y más efectiva en la lucha para reducir el consumo de este producto mortal- no deberían dejar de ponerse en práctica. Al aumentar el costo del tabaco, está en nuestras manos la posibilidad de revertir la epidemia, impedir la propagación de enfermedades y sufrimiento y salvar millones de vidas cada año.