NUEVA YORK – El masivo movimiento de protesta que estalló en China en la primavera de 1989, centrado (pero no confinado) en la Plaza Tiananmen de Beijing, parece haber sido una revuelta anticomunista fracasada. Mientras se desarrollaba la brutal represión de los días 3 y 4 de junio y después, Europa central ganaba libertades políticas; primero en Polonia y Hungría, y luego en Alemania Oriental, Checoslovaquia, Bulgaria y (en forma violenta y bastante antidemocrática) en Rumania. Menos de dos años después, tras la súbita apertura de las reformas de Mikhail Gorbachev, la Unión Soviética colapsaba.
NUEVA YORK – El masivo movimiento de protesta que estalló en China en la primavera de 1989, centrado (pero no confinado) en la Plaza Tiananmen de Beijing, parece haber sido una revuelta anticomunista fracasada. Mientras se desarrollaba la brutal represión de los días 3 y 4 de junio y después, Europa central ganaba libertades políticas; primero en Polonia y Hungría, y luego en Alemania Oriental, Checoslovaquia, Bulgaria y (en forma violenta y bastante antidemocrática) en Rumania. Menos de dos años después, tras la súbita apertura de las reformas de Mikhail Gorbachev, la Unión Soviética colapsaba.