NUEVA YORK – Mientras los debates acerca de los “brotes de recuperación” siguen imperturbables en los Estados Unidos, en muchos países, y especialmente en el mundo en desarrollo, las cosas están empeorando. La recesión estadounidense comenzó con el descalabro del sistema financiero, que se tradujo rápidamente en una caída de la economía real. Sin embargo, en el mundo en desarrollo ocurre justo lo contrario: un declive de las exportaciones, menores remesas, menor inversión extranjera directa y fuertes caídas de los flujos de capital, todo lo cual ha debilitado la economía. Como resultado, incluso los países con buenos sistemas regulatorios enfrentan problemas en sus sectores financieros.
NUEVA YORK – Mientras los debates acerca de los “brotes de recuperación” siguen imperturbables en los Estados Unidos, en muchos países, y especialmente en el mundo en desarrollo, las cosas están empeorando. La recesión estadounidense comenzó con el descalabro del sistema financiero, que se tradujo rápidamente en una caída de la economía real. Sin embargo, en el mundo en desarrollo ocurre justo lo contrario: un declive de las exportaciones, menores remesas, menor inversión extranjera directa y fuertes caídas de los flujos de capital, todo lo cual ha debilitado la economía. Como resultado, incluso los países con buenos sistemas regulatorios enfrentan problemas en sus sectores financieros.