A los estadounidenses les gusta pensar que si los países pobres no hacen más que abrir sus mercados, habrá prosperidad de manera natural. Lamentablemente, en lo que concierne a la agricultura, esto no es más que retórica. Estados Unidos habla sólo de la boca para afuera acerca de los principios del libre mercado, favoreciendo a los grupos de presión de Washington y a los contribuyentes de las campañas, que exigen exactamente lo opuesto. De hecho, son los propios subsidios agrícolas de EE.UU. lo que ha contribuido a acabar, al menos por ahora, con la así llamada Ronda Doha de desarrollo de negociaciones comerciales, que se suponía que iba a dar a los países pobres nuevas oportunidades de optimizar su crecimiento.
A los estadounidenses les gusta pensar que si los países pobres no hacen más que abrir sus mercados, habrá prosperidad de manera natural. Lamentablemente, en lo que concierne a la agricultura, esto no es más que retórica. Estados Unidos habla sólo de la boca para afuera acerca de los principios del libre mercado, favoreciendo a los grupos de presión de Washington y a los contribuyentes de las campañas, que exigen exactamente lo opuesto. De hecho, son los propios subsidios agrícolas de EE.UU. lo que ha contribuido a acabar, al menos por ahora, con la así llamada Ronda Doha de desarrollo de negociaciones comerciales, que se suponía que iba a dar a los países pobres nuevas oportunidades de optimizar su crecimiento.