NAIROBI – A medida que en Kenia se aproximan las elecciones generales del 4 de marzo, se mantienen frescos en la memoria los recuerdos del derramamiento de sangre que empañó la polémica elección presidencial del año 2007. La votación terminó en un enfrentamiento entre el presidente entrante Mwai Kibaki, quien se declaró como ganador, y el candidato de la oposición, Raila Odinga, quien desestimó la votación indicando que la misma fue manipulada. Los enfrentamientos étnicos subsiguientes cobraron la vida de más de 1.200 personas y desplazaron a otras 250.000.
NAIROBI – A medida que en Kenia se aproximan las elecciones generales del 4 de marzo, se mantienen frescos en la memoria los recuerdos del derramamiento de sangre que empañó la polémica elección presidencial del año 2007. La votación terminó en un enfrentamiento entre el presidente entrante Mwai Kibaki, quien se declaró como ganador, y el candidato de la oposición, Raila Odinga, quien desestimó la votación indicando que la misma fue manipulada. Los enfrentamientos étnicos subsiguientes cobraron la vida de más de 1.200 personas y desplazaron a otras 250.000.