El 21 de diciembre un médico italiano, Mario Riccio, desconectó el respirador que mantenía con vida a Piergiorgio Welby, quien sufría de distrofia muscular y estaba paralizado. Había batallado sin éxito ante la justicia italiana para que se aceptara su derecho a morir. Después de que Riccio le administrara un sedante y apagara el respirador, Welby dijo ampquot;graciasampquot; tres veces a su esposa, sus amigos y su doctor. Cuarenta y cinco minutos más tarde dejaba de existir.
El 21 de diciembre un médico italiano, Mario Riccio, desconectó el respirador que mantenía con vida a Piergiorgio Welby, quien sufría de distrofia muscular y estaba paralizado. Había batallado sin éxito ante la justicia italiana para que se aceptara su derecho a morir. Después de que Riccio le administrara un sedante y apagara el respirador, Welby dijo ampquot;graciasampquot; tres veces a su esposa, sus amigos y su doctor. Cuarenta y cinco minutos más tarde dejaba de existir.