LONDRES – Normalmente, la política británica es un deporte feroz. Sus debates parlamentarios son con frecuencia pugilísticos y personales. Se ha calificado a los medios de comunicación británicos de “salvajes” (palabra usada por Tony Blair, entre otros). Las preguntas formuladas a los políticos por periodistas son con frecuencia tan agresivas o implícitamente insultantes, que nos preguntamos por qué aquéllos no se marchan de las entrevistas, indignados, o caen fulminados al instante de la humillación.
LONDRES – Normalmente, la política británica es un deporte feroz. Sus debates parlamentarios son con frecuencia pugilísticos y personales. Se ha calificado a los medios de comunicación británicos de “salvajes” (palabra usada por Tony Blair, entre otros). Las preguntas formuladas a los políticos por periodistas son con frecuencia tan agresivas o implícitamente insultantes, que nos preguntamos por qué aquéllos no se marchan de las entrevistas, indignados, o caen fulminados al instante de la humillación.