MADRID – Con la exangüe Ronda de Doha dando sus últimos coletazos, una nueva oleada de negociaciones comerciales regionales ha asumido de facto la tarea de establecer un régimen de comercio global. La Administración del presidente Barack Obama ha erigido a EE.UU. en pieza central de este cambio, al emprender simultáneamente dos importantes negociaciones: el Acuerdo Transatlántico de libre Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) con la Unión Europea, y la Alianza Transpacífica (TPP, por sus siglas en inglés) con 11 países de América y Asia.
MADRID – Con la exangüe Ronda de Doha dando sus últimos coletazos, una nueva oleada de negociaciones comerciales regionales ha asumido de facto la tarea de establecer un régimen de comercio global. La Administración del presidente Barack Obama ha erigido a EE.UU. en pieza central de este cambio, al emprender simultáneamente dos importantes negociaciones: el Acuerdo Transatlántico de libre Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) con la Unión Europea, y la Alianza Transpacífica (TPP, por sus siglas en inglés) con 11 países de América y Asia.