MOSCÚ – Se dice que los profetas nunca reciben honores en su tierra. Sin embargo, Moscú ha sido testigo de la extraordinaria figura de Alexander Soljenitsin, el disidente que escribió Archipiélago Gulag y Un día en la vida de Ivan Denisovich y que en su momento sufrió el exilio, que ha recibido el equivalente a un funeral del estado, con el Primer Ministro Vladimir Putin como principal deudo.
MOSCÚ – Se dice que los profetas nunca reciben honores en su tierra. Sin embargo, Moscú ha sido testigo de la extraordinaria figura de Alexander Soljenitsin, el disidente que escribió Archipiélago Gulag y Un día en la vida de Ivan Denisovich y que en su momento sufrió el exilio, que ha recibido el equivalente a un funeral del estado, con el Primer Ministro Vladimir Putin como principal deudo.