LONDRES - Tan pronto como terminé de leer un artículo que se ensalzaba a Vaclav Havel, el dramaturgo que se convirtiera en disidente, revolucionario pacífico y presidente, y que acababa de morir, dos noticias posteriores pusieron en contexto la su extraordinaria carrera: la muerte de Kim Jong-il, adicto a la pornografía y líder supremo de la nuclear Corea del Norte y las protestas pacíficas contra la expropiación de tierras por los campesinos de Wukan, en la provincia de Guandong, sur de China.
LONDRES - Tan pronto como terminé de leer un artículo que se ensalzaba a Vaclav Havel, el dramaturgo que se convirtiera en disidente, revolucionario pacífico y presidente, y que acababa de morir, dos noticias posteriores pusieron en contexto la su extraordinaria carrera: la muerte de Kim Jong-il, adicto a la pornografía y líder supremo de la nuclear Corea del Norte y las protestas pacíficas contra la expropiación de tierras por los campesinos de Wukan, en la provincia de Guandong, sur de China.