Hace varios años, en Delhi, llamé a una empresa de control de plagas para que eliminaran unas termitas que había en mi departamento. Un hombre del sur de la India con una agradable sonrisa llegó con botes de productos químicos y una jeringa grande. Hacía su tarea de manera meticulosa. Cada vez que rociaba, una nubecilla se posaba por todas partes. Le pregunté si aquello iba a funcionar en realidad. Sonrió reconfortantemente y me dijo “Señor, no tiene por qué preocuparse. Este producto es muy fuerte. Está totalmente prohibido en los Estados Unidos”. Salí de la habitación mientras él preparaba la jeringa para administrar otra dosis.
Hace varios años, en Delhi, llamé a una empresa de control de plagas para que eliminaran unas termitas que había en mi departamento. Un hombre del sur de la India con una agradable sonrisa llegó con botes de productos químicos y una jeringa grande. Hacía su tarea de manera meticulosa. Cada vez que rociaba, una nubecilla se posaba por todas partes. Le pregunté si aquello iba a funcionar en realidad. Sonrió reconfortantemente y me dijo “Señor, no tiene por qué preocuparse. Este producto es muy fuerte. Está totalmente prohibido en los Estados Unidos”. Salí de la habitación mientras él preparaba la jeringa para administrar otra dosis.