LAGOS – El Presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, que fue elegido hace sólo ocho meses, ya está inmerso en un mar de problemas. El 1 de enero, las celebraciones del Año Nuevo quedaron abruptamente interrumpidas cuando los nigerianos se enteraron, al despertar, de que se había suprimido la subvención estatal de la gasolina. Los pobres del país se apresuraron a salir a las calles, ya irritados porque su corrupto e incompetente Gobierno ha sido incapaz de reparar las refinerías de propiedad estatal, lo que ha obligado al mayor productor de petróleo de África a importar productos del petróleo.
LAGOS – El Presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, que fue elegido hace sólo ocho meses, ya está inmerso en un mar de problemas. El 1 de enero, las celebraciones del Año Nuevo quedaron abruptamente interrumpidas cuando los nigerianos se enteraron, al despertar, de que se había suprimido la subvención estatal de la gasolina. Los pobres del país se apresuraron a salir a las calles, ya irritados porque su corrupto e incompetente Gobierno ha sido incapaz de reparar las refinerías de propiedad estatal, lo que ha obligado al mayor productor de petróleo de África a importar productos del petróleo.