MELBOURNE – James Holmes, acusado de abrir fuego el verano pasado en una sala de cine colmada de gente en Aurora, Colorado, no tenía antecedentes penales, pero había estado yendo al siquiatra con anterioridad. Adam Lanza, sospechoso de asesinar a su madre y matar a disparos a 20 niños y seis empleados adultos de una escuela básica de Connecticut antes de suicidarse, nunca había tenido problemas con la ley pero se le había diagnosticado un “trastorno de personalidad”, así como el problema del desarrollo conocido como síndrome de Asperger. Anders Behring Breivik en Noruega, Jared Lee Loughner en Arizona, Seung-Hui Cho en Virginia… la lista de asesinos en masa que se definen por sus enfermedades mentales suma y sigue.
MELBOURNE – James Holmes, acusado de abrir fuego el verano pasado en una sala de cine colmada de gente en Aurora, Colorado, no tenía antecedentes penales, pero había estado yendo al siquiatra con anterioridad. Adam Lanza, sospechoso de asesinar a su madre y matar a disparos a 20 niños y seis empleados adultos de una escuela básica de Connecticut antes de suicidarse, nunca había tenido problemas con la ley pero se le había diagnosticado un “trastorno de personalidad”, así como el problema del desarrollo conocido como síndrome de Asperger. Anders Behring Breivik en Noruega, Jared Lee Loughner en Arizona, Seung-Hui Cho en Virginia… la lista de asesinos en masa que se definen por sus enfermedades mentales suma y sigue.