BRUSELAS – Si el presidente francés, Nicolas Sarkozy, hubiera escrito el prólogo de su presidencia del G-20, que acaba de comenzar, no podría haberlo hecho mejor. Las vísperas de la cumbre del G-20 en Seúl se vieron entorpecidas por una serie de controversias monetarias, lo que puso sobre el tapete la reforma monetaria internacional. Si bien las intenciones francesas de reformar el sistema monetario internacional habían sido recibidas con escepticismo en un principio, de repente la reforma parece ser la prioridad correcta en el momento correcto.
BRUSELAS – Si el presidente francés, Nicolas Sarkozy, hubiera escrito el prólogo de su presidencia del G-20, que acaba de comenzar, no podría haberlo hecho mejor. Las vísperas de la cumbre del G-20 en Seúl se vieron entorpecidas por una serie de controversias monetarias, lo que puso sobre el tapete la reforma monetaria internacional. Si bien las intenciones francesas de reformar el sistema monetario internacional habían sido recibidas con escepticismo en un principio, de repente la reforma parece ser la prioridad correcta en el momento correcto.