Cada aniversario del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki me recuerda que la memoria no es moralmente neutra. Se inclina hacia el bien o el mal, y cuatro perspectivas principales dan forma a todo recuento histórico: el benefactor o su beneficiario, y el malhechor o su víctima.
Cada aniversario del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki me recuerda que la memoria no es moralmente neutra. Se inclina hacia el bien o el mal, y cuatro perspectivas principales dan forma a todo recuento histórico: el benefactor o su beneficiario, y el malhechor o su víctima.