BRUSELAS – Hace diez años, a Alemania se la consideraba el enfermo de Europa. Su economía no podía salir de la recesión, mientras que el resto de Europa se recuperaba; su tasa de desempleo era superior a la media de la eurozona; mantenía déficits excesivos contrarios a las normas presupuestarias europeas; y su sistema financiero estaba en crisis. Una década después, se ve a Alemania como un modelo que todos los demás deberían imitar. Pero, ¿es así?
BRUSELAS – Hace diez años, a Alemania se la consideraba el enfermo de Europa. Su economía no podía salir de la recesión, mientras que el resto de Europa se recuperaba; su tasa de desempleo era superior a la media de la eurozona; mantenía déficits excesivos contrarios a las normas presupuestarias europeas; y su sistema financiero estaba en crisis. Una década después, se ve a Alemania como un modelo que todos los demás deberían imitar. Pero, ¿es así?