El juicio de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) referido a la participación de Serbia en la masacre de musulmanes bosnios en Srebrenica en 1995 debería verse con una ambivalencia considerable. Por un lado, el hecho de que un tribunal internacional se haya pronunciado sobre la responsabilidad de un Estado en una cuestión de genocidio es un avance innegablemente positivo. Pero por otro lado, la decisión de la Corte es uno de esos pronunciamientos judiciales que intenta complacer a todo el mundo y deja todo como estaba.
El juicio de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) referido a la participación de Serbia en la masacre de musulmanes bosnios en Srebrenica en 1995 debería verse con una ambivalencia considerable. Por un lado, el hecho de que un tribunal internacional se haya pronunciado sobre la responsabilidad de un Estado en una cuestión de genocidio es un avance innegablemente positivo. Pero por otro lado, la decisión de la Corte es uno de esos pronunciamientos judiciales que intenta complacer a todo el mundo y deja todo como estaba.