BERKELEY – En momentos en que los países de todo el mundo se esfuerzan por sentar las bases de un crecimiento sostenible más sólido para el futuro, les conviene concentrarse en políticas que alienten la innovación. Se han realizado estudios empíricos sobre diferentes épocas y países, y estos han confirmado que la innovación es la fuente principal de cambio tecnológico y aumento de la productividad. Paralelamente, la inversión en actividades de investigación y desarrollo y en la formación de los científicos e ingenieros de las que aquellas dependen son motores fundamentales de la innovación y la competitividad nacional.
BERKELEY – En momentos en que los países de todo el mundo se esfuerzan por sentar las bases de un crecimiento sostenible más sólido para el futuro, les conviene concentrarse en políticas que alienten la innovación. Se han realizado estudios empíricos sobre diferentes épocas y países, y estos han confirmado que la innovación es la fuente principal de cambio tecnológico y aumento de la productividad. Paralelamente, la inversión en actividades de investigación y desarrollo y en la formación de los científicos e ingenieros de las que aquellas dependen son motores fundamentales de la innovación y la competitividad nacional.